miércoles, 12 de agosto de 2015

Salem

Lovecraft in Salem por FatherStone


Salem



"Apenas se ven forasteros en Dunwich, y tras los horrores padecidos en el pueblo todas las señales que indicaban cómo llegar hasta él han desaparecido del camino. No obstante ser una región de singular belleza, según los cánones estéticos en boga, no atrae para nada a artistas ni a veraneantes. Hace dos siglos, cuando a la gente no se le pasaba por la cabeza reírse de brujerías, cultos satánicos o siniestros seres que poblaban los bosques, daban muy buenas razones para evitar el paso por la localidad. Pero en los racionales tiempos que corren -silenciado el horror que se desató sobre Dunwich en 1928 por quienes procuran por encima de todo el bienestar del pueblo y del mundo- la gente elude el pueblo sin saber exactamente por qué razón. Quizá el motivo de ello radique -aunque no puede aplicarse a los forasteros desinformados- en que los naturales de Dunwich se han degradado de forma harto repulsiva, habiendo rebasado con mucho esa senda de regresión tan común a muchos apartados rincones de Nueva Inglaterra. Los vecinos de Dunwich han llegado a constituir un tipo racial propio, con estigmas físicos y mentales de degeneración y endogamia bien definidos. Su nivel medio de inteligencia es increíblemente bajo, mientras que sus anales despiden un apestoso tufo a perversidad y a asesinatos semiencubiertos, a incestos y a infinidad de actos de indecible violencia y maldad. La aristocracia local, representada por los dos o tres linajes familiares que vinieron procedentes de Salem en 1692, ha logrado mantenerse algo por encima del nivel general de degeneración, aunque numerosas ramas de tales linajes acabaron por sumirse tanto entre la sórdida plebe que sólo restan sus apellidos como recordatorio del origen de su desgracia. Algunos de los Whateley y de los Bishop siguen aún enviando a sus primogénitos a Harvard y Miskatonic, pero los jóvenes que se van rara vez regresan a las semiderruidas techumbres de estilo holandés bajo las que tanto ellos como sus antepasados nacieron y crecieron."
El horror de Dunwich, H.P. Lovecraft



"Joseph Curwen, tal como le retrataban las leyendas que Ward había oído y los documentos que había desenterrado, era un individuo sorprendente, enigmático, oscuramente horrible. Había huido de Salem, trasladándose a Providence -aquel paraíso universal para personas raras, librepensadoras o disidentes-, al comienzo del gran pánico provocado por la caza de brujas, temiendo verse acusado a causa de la vida solitaria que llevaba y de sus raros experimentos químicos o alquimistas."

"«Satisfáceme en extremo que continúe su merced el estudio de las Viejas Materias a su modo y manera, y mucho dudo que el señor Hutchinson de Salem obtuviera mejores resultados. Ciertamente fue muy grande el espanto que provocó en él la Forma que evocara, a partir de aquello de lo que pudo conseguir sólo una parte. No tuvo los efectos deseados lo que su merced nos envió, ya fuera porque faltaba algo, o porque las palabras no eran las justas y adecuadas, bien porque me equivocara yo al decirlas, bien porque se confundiera su merced al copiarlas. Tal cual estoy, solo, no hallo qué hacer. Carezco de los conocimientos de química necesarios para seguir a Borellus y no acierto a descifrar el Libro VII del Necronomicón que me recomendó. Quiero encomendarle que observe en todo momento lo que su merced nos encareció, a saber, que ejercite gran cautela respecto a quién evoca y tenga siempre presente lo que el señor Mather escribió en sus acotaciones al... en que representa verazmente tan terrible cosa. Encarézcole no llame a su presencia a nadie que no pueda dominar, es decir, a nadie que pueda conjurar a su vez algún poder contra el cual resulten ineficaces sus más poderosos recursos. Es menester que llame a las Potencias Menores no sea que las Mayores no quieran responderle o le excedan en poder. Me espanta saber que conoce su merced cuál es el contenido de la Caja de Ébano de Ben Zarisnatnik, porque de la noticia deduzco quién le reveló el secreto. Ruégole otra vez que se dirija a mí utilizando el nombre de Jedediah y no el de Simon. Peligrosa es esta ciudad para el hombre que quiere sobrevivir y ya tiene conocimiento su merced de mi plan por medio del cual volví al mundo bajo la forma de mi hijo. Ardo en deseos de que me comunique lo que Sylvanus Codicus reveló al Hombre Negro en su cripta, bajo el muro romano, y le agradeceré me envíe el manuscrito de que me habla.»"

"Cuando dio con el diario y los archivos de Smith y encontró la carta de Jedediah Orne, decidió
visitar Salem e investigar cuáles habían sido las actividades desarrolladas allí por Curwen, cosa que llevó a cabo durante las vacaciones de Pascua de 1919. En el Instituto Essex, que conocía de anteriores estancias en la antigua ciudad puritana de chapiteles ruinosos y tejados arracimados, fue recibido muy amablemente. Allí tuvo ocasión de descubrir una gran cantidad de datos acerca de su antepasado. Descubrió que había nacido el 18 de febrero de 1662 en Salem-Village, pueblo que actualmente lleva el nombre de Danvers y que está situado a unas siete millas de la ciudad, y que se había embarcado a la edad de quince años para regresar con el habla, el vestir y los modales de un inglés en 1686, fecha en que se estableció en Salem. En aquella época apenas se relacionaba con su familia y pasaba la mayor parte del tiempo enfrascado en la lectura de libros que había traído de Europa y experimentando con extraños productos químicos que le llegaban en barcos procedentes de Inglaterra, Francia y Holanda. Ciertos viajes suyos por la región fueron objeto de muchos comentarios y se asociaban con vagos rumores que hablaban de fogatas que ardían por la noche en las colinas.
Los únicos amigos íntimos de Curwen habían sido un tal Edward Hutchinson, de Salem-Village, y un tal Simon Orne, de Salem. Se les veía a menudo conferenciando por los alrededores del parque y las visitas entre ellos no eran menos frecuentes. Hutchinson poseía una casa en las cercanías del bosque y se decía que por la noche se oían en ella ruidos muy extraños. Se comentaba también que recibía muchos visitantes de apariencia rara en extremo y que las luces de sus ventanas no eran siempre del mismo color. Los conocimientos que revelaba acerca de personas que habían muerto hacía mucho tiempo y de acontecimientos pretéritos, se consideraban claramente sospechosos. Hutchinson desapareció en la época del gran pánico de Salem y nunca volvió a saberse de él. También Joseph Curwen se marchó en esa misma época, pero al poco se supo que se había establecido en Providence. Simon Orne vivió en Salem hasta 1720, cuando empezó a llamar la atención el hecho de que no envejeciera. En aquella fecha desapareció, pero treinta años después se presentó un hijo suyo a reclamar sus propiedades. La reclamación prosperó debido a que los documentos, de puño y letra de Simon Orne, no dejaban lugar a dudas respecto a su autenticidad. Jedediah Orne vivió en Salem hasta 1771, cuando ciertas cartas de un grupo de ciudadanos de Providence destinadas al Reverendo Thomas Barnard y a otros hombres de influencia provocaron su salida de la ciudad con rumbo desconocido."

"El doctor Willett fue el más desconcertado de todos los que le examinaron, ya que por haber asistido a Ward desde que éste viniera al mundo podía apreciar mejor que sus colegas el alcance de aquel proceso de alteración física. Incluso la marca de nacimiento que tuviera siempre en la cadera había desaparecido, al mismo tiempo que se había formado en su pecho una especie de verruga o mancha alargada negra que llevó a Willett a preguntarse si habría asistido el joven a alguna de aquellas ceremonias que, según se decía, celebraban las brujas en parajes agrestes y solitarios y en las cuales se marcaba a los asistentes. A la mente del doctor acudió inevitablemente el recuerdo de cierto fragmento de la transcripción de un juicio celebrado en Salem, fragmento que Charles le había mostrado en la época anterior a su demencia y que decía: «El señor G. B. impuso aquella noche la Marca del Diablo a Bridget S., Jonathan A., Simon O., Deliverance W., Joseph C., Susan P., Mehitable C. y Deborah B.» También el rostro de Charles le inquietaba horriblemente hasta que por fin descubrió la causa de aquella impresión. Sobre el ojo derecho del joven había una marca que hasta entonces nunca había visto allí: una pequeña cicatriz exactamente igual a la que viera un día en el retrato de Joseph Curwen y que quizá fuera resultado de alguna espantosa inoculación ritualista a la cual se hubieran sometido ambos en una etapa determinada de sus investigaciones en el campo del ocultismo."
El caso de Charles Dexter Ward, H.P. Lovecraft



"El rostro de Carson era un estudio de asombro e incredulidad.
-Pero no querrá decirme que cree usted realmente...Leigh retrocedió, desapareció la intensidad de sus ojos, que se volvieron ceñudos y fríos.-Muy bien. Pero he estudiado la historia de Abigail Prinn. Ella conocía también esa ciencia superior de que le hablo. La utilizo para fines maléficos: artes negras, como suelen llamarse. He leído que, en sus últimos días, maldijo a la ciudad de Salem... y la maldición de una bruja puede ser algo pavoroso. ¿Quiere usted... -se levantó, mordiéndose el labio-, quiere usted, al menos, permitirme que pasa a verle mañana?Casi involuntariamente, Carson asintió.-Pero me temo que desperdiciará su tiempo. No creo... es decir, no tengo... -tartamudeó, sin saber qué decir.-Solo es para cerciorarme de que usted...¡Ah!, otra cosa. Si sueña esta noche, ¿querría tratar de recordar el sueño? Si intenta evocarlo inmediatamente después de despertar, es posible recordarlo.-De acuerdo. Si sueño..."

(...)

"-Está tratando de convencerse a sí mismo -dijo Leigh serenamente-. En su corazón sabe, debe saber, la verdad. Usted se ha convertido en un instrumento en manos de una fuerzas poderosas y terribles, Carson. Abbie Prinn ha estado en su tumba durante tres siglos... no-muerta, esperando que alguien cayese en la trampa: la Habitación de la Bruja. Quizá preveía ella lo que iba a suceder cuando la construyó; previó que algún día, alguien cometería el error de introducirse en esa cámara infernal y sería atrapado en ese diagrama de mosaico. Ha caído usted, Carson: y ha permitido que ese horror no-muerto cruzase el abismo que se abre entre la conciencia y la materia, para ponerse en rapport con usted. El hipnotismo es un juego de niños para un ser con los sobrecogedores poderes de Abigail Prinn. ¡Ella podía obligarle fácilmente a ir a su tumba y arrancarle la estaca que la tenía aprisionada, y luego borrar de su mente el recuerdo de esa acción, de formas que no pudiese ni siquiera saber si fue un sueño!

Carson estaba de pie, y en sus ojos ardía una luz extraña:
-¡En nombre de Dios! ¿Sabe usted lo que está diciendo?
Leigh se echó a reir agriamente:
-¡En nombre de Dios! Diga más bien en nombre del diablo: del diablo que amenaza a Salem en ese momento; porque Salem está en peligro, en un terrible peligro. Los hombres, mujeres y niños del pueblo que Abbie Prinn maldijo cuando la ataron al palo... ¡y descubrieron que no la podían quemar! He examinado unos archivos secretos esta mañana, y he venido a rogarle por última vez que abandone esta casa."


(...)

"-Tengo miedo. Ese disco de hierro de la Habitación de la Bruja... me da miedo; y lo que hay debajo. Abbie Prinn rendía culto a extraños dioses, Carson; y he leído algo en la pared de esa alcoba que me ha hecho pensar. ¿Ha oído hablar alguna vez de Nyogtha?

Carson negó impacientemente con la cabeza. Leigh se hurgó en el bolsillo y sacó un trozo de papel.

-He copiado esto de un libro de la Biblioteca Kester -dijo-; el libro se llama Necronomicón, y fue escrito por una persona que sondeó tan profundamente los secretos prohibidos que los hombres le tacharon de loco. Léalo.
Las cejas de Carson se juntaban a medida que iba leyendo la cita:
-Los hombres conocen con el nombre de Morador de la Oscuridad al hermano de los Primordiales llamado Nyogtha, la Entidad que no debiera existir. Puede ser traído a la superficie de la Tierra a través de ciertas cavernas y fisuras secretas, y los hechiceros le han visto en Siria, y bajo la torre negra de Leng; ha ido al Thang Grotto de Tartaria para sembrar el terror y la destrucción entre los pabellones del Gran Khan. Sólo por la cruz ansada, por el conjuro de Vach-Viraj y por el elixir Tikkoun, puede ser devuelto a las tenebrosas cavernas de oculta impureza donde mora."

El Horror de Salem, Henry Kuttner

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