Aesir/Aesires
"En el norte, los bárbaros de cabello dorado y ojos azules, descendientes de los rubios salvajes del Ártico, han expulsado a las tribus hibóreas que aún permanecían en los países nevados, con excepción del antiguo reino de Hiperbórea, que resiste sus violentos ataques. Su tierra se llama Nordheim, y sus habitantes se dividen entre los pelirrojos vanires de Vanaheim y los rubios aesires de Asgard."
La Edad Hiboria, Robert E. Howard
"La Era Hyboria", por Roy Thomas y Walt Simonson (Super Conan, nº 6)
"Veníamos de muchos clanes, pero todos eran de los Aesir de dorada cabellera, excepto el hombre que andaba a mi lado. Era Kelka, mi hermano de sangre, y un picto. Se nos había unido entre las colinas selváticas de una tierra lejana que marcaba la migración más oriental de su raza, donde los tam tams de su pueblo latían incesantemente a través de la noche cálidamente estrellada. Era bajo, de miembros robustos, tan mortífero como un gato de la jungla. Los Aesir éramos bárbaros, pero Kalka era un salvaje. Tras el yacía el caos abismal de la negra jungla llena de chillidos. En su paso cauteloso había la zarpa del tigre, en sus manos de negras uñas la presa del gorila; el fuego que arde en los ojos del leopardo ardía en los suyos."
Los caminantes de Valhala, Robert E. Howard
"Veníamos de muchos clanes, pero todos eran de los Aesir de dorada cabellera, excepto el hombre que andaba a mi lado. Era Kelka, mi hermano de sangre, y un picto. Se nos había unido entre las colinas selváticas de una tierra lejana que marcaba la migración más oriental de su raza, donde los tam tams de su pueblo latían incesantemente a través de la noche cálidamente estrellada. Era bajo, de miembros robustos, tan mortífero como un gato de la jungla. Los Aesir éramos bárbaros, pero Kalka era un salvaje. Tras el yacía el caos abismal de la negra jungla llena de chillidos. En su paso cauteloso había la zarpa del tigre, en sus manos de negras uñas la presa del gorila; el fuego que arde en los ojos del leopardo ardía en los suyos."
Los caminantes de Valhala, Robert E. Howard
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