Bran Mak Morn (1ª parte)
Chesterton
-¿Por qué me llamas así? -preguntó Turlogh.
-Viajó en los aparejos de tu barco y te condujo hasta Helni a través del viento y la nieve. Salvó tu vida cuando rompió la gran espada del danés.
Turlogh miró al tenebroso Oscuro. Parecía que podía haber una inteligencia humana o sobrehumana detrás de aquellos extraños ojos de piedra. ¿Fue únicamente el azar lo que provocó que la espada de Tostig golpeara la imagen cuando lanzó un golpe mortal?
-¿Qué es esa cosa? -preguntó el gaélico.
-Es el único dios que nos queda -contestó el otro sombríamente-. Es la imagen de nuestro rey más importante, Bran Mak Morn, el que reunió las líneas deshechas de las tribus pictas en una sola nación poderosa, el que expulsó a los nórdicos y los britanos y destrozó las legiones de Roma hace siglos. Un brujo hizo esta estatua mientras el gran Morni aún vivía y reinaba, y cuando murió en la última gran batalla, su espíritu entró en ella. Es nuestro dios.
»Hace eras fuimos los amos. Antes de los daneses, antes de los gaélicos, antes de los britanos, antes de los romanos, reinamos en las islas occidentales. Nuestros círculos de piedras se elevaban hacia el sol. Trabajábamos el pedernal y las pieles y éramos felices. Entonces llegaron los celtas y nos empujaron al bosque. Se quedaron con las tierras del sur. Pero prosperamos en el norte y fuimos fuertes. Roma derrotó a los britanos y vino contra nosotros. Pero entre nosotros se alzó Bran Mak Morn, de la sangre de Brule el Lancero, el amigo del Rey Kull de Valusia que reinó miles de años antes de que Atlantis se hundiera.
Bran se convirtió en rey de toda Caledonia. Rompió las filas de hierro de Roma y envió a las legiones acobardadas de regreso al sur, a refugiarse detrás de su Muralla.
»Bran Mak Morn cayó en combate; la nación se dispersó. Como lobos vivimos ahora los pictos entre las islas dispersas, entre los barrancos de las tierras altas y las oscuras colinas de Galloway. Somos un pueblo que desaparece. Pasamos. Pero el Hombre Oscuro permanece..., el Oscuro, el gran rey, Bran Mak Morn, cuyo fantasma mora para siempre en la pétrea apariencia de como era en vida."
El hombre oscuro, Robert E. Howard
"Esto se lo cuento en la más estricta confianza, como comprenderán. Pero mi compañero hablaba en sueños. Empecé a escuchar y a unir sus murmullos desarticulados. Y en sus murmuraciones, oí hablar por vez primera del antiguo culto al que aludía von Junzt; y también del rey que gobernó el Imperio Oscuro, que fue un renacimiento de otro imperio más antiguo y más oscuro que se remonta a la Edad de Piedra; y de la gran cueva sin nombre donde se erige el Hombre Oscuro, la imagen de Bran Mak Morn, tallada a su semejanza por una mano maestra mientras el gran rey todavía vivía, y hasta la cual cada adorador de Bran hace su peregrinaje una vez en la vida. Sí, ese culto vive hoy en día en los descendientes del pueblo de Bran, una corriente silenciosa y desconocida que fluye en el gran océano de la vida, esperando que la imagen de piedra del gran Bran respire y se mueva con vida súbita, y salga de la gran cueva para reconstruir su imperio perdido.
-¿Y quiénes constituyeron el pueblo integrante de aquel imperio? -preguntó Kerrick.
-Los pictos -contestó Taverel-, sin duda la gente conocida posteriormente como los pictos salvajes de Galloway fueron predominantemente celtas, una mezcla de elementos gaélicos, címricos, aborígenes y posiblemente teutones. Si tomaron su nombre de la raza más antigua o si prestaron su propio nombre a aquella raza, esa cuestión todavía está por decidir. Pero cuando von Junzt habla de pictos, se refiere específicamente a los pueblos menudos, morenos y comedores de ajo, de sangre mediterránea, que llevaron la cultura neolítica a Britania. Fueron, de hecho, los primeros habitantes del país, que dieron lugar a los cuentos de espíritus de la tierra y de duendes."
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