Set
"-¿Por qué un hombre de Estigia había de enviar un regalo a Caranthes? Antiguos dioses y extrañas
momias se han cruzado en el camino de las caravanas anteriormente, pero, ¿quién adora tanto al sacerdote de Ibis en Estigia, cuando allí todavía veneran al superdemonio de Set, que se oculta en la oscuridad de las tumbas? El dios Ibis ha luchado contra Set desde que se creó el mundo, y Caranthes ha combatido contra los sacerdotes de Set toda su vida. Hay algo oscuro y misterioso en todo esto."
(...)
"-Este objeto es escalofriante -dijo el empleado con un estremecimiento-. Es demasiado antiguo
para ser sagrado. ¿Quién ha visto jamás un metal parecido? Parece más duro que el acero de Aquilonia; observad que está corroído y carcomido en algunos lugares. ¡Y mirad aquí en la tapa! -dijo Promero señalando con dedo tembloroso-. ¿Qué creéis que es esto?
Demetrio se inclinó para observar el dibujo grabado y dijo:
-Yo diría que representa una corona o algo parecido.
-¡No! -exclamó Promero-. ¡Ya se lo advertí a Kallian, pero él no quiso creerme! ¡Es una serpiente
enroscada que se muerde la cola! ¡Es el símbolo de Set, la Antigua Serpiente, el dios de los estigios! Este cuenco es demasiado viejo para pertenecer al mundo de los humanos; es una reliquia de la época en que Set habitaba la tierra con forma humana."
(...)
"Conan quedó solo en el amplio corredor, exceptuando los tres cadáveres que yacían en el suelo. El
bárbaro empuñó con más fuerza su espada y entró en la habitación. Estaba llena de tapices de seda, había lechos con almohadones de seda por todas partes en un descuidado derroche. Entonces, el cimmerio vio un Rostro que lo contemplaba por encima de un pesado biombo dorado.
Conan miró asombrado la fría y clásica belleza de aquel semblante; jamás había visto un ser humano
igual. Aquel rostro no expresaba debilidad, ni compasión, ni crueldad, ni bondad, ni ningún otro sentimiento humano. Podía tratarse de la máscara de mármol de un dios, tallado por una mano maestra, a no ser por el inconfundible hálito de vida que había en esa criatura, una vida fría y extraña, que el cimmerio nunca había visto y que no comprendía. Pensó fugazmente en la marmórea y maravillosa hermosura del cuerpo que debía de estar ocultando el biombo; ha de ser perfecto -se dijo-, a juzgar por aquel rostro de belleza sobrehumana.
Pero sólo alcanzaba a ver la cabeza finamente modelada, que se movía de un lado a otro. Los labios carnosos se abrieron y pronunciaron una sola palabra, con una voz cálida y vibrante, como el tañer de las campanas doradas de los templos perdidos en las selvas de Khitai. Hablaba en una lengua desconocida, olvidada antes que se erigieran los reinos de los hombres; pero Conan comprendió perfectamente su significado.
-¡Acércate! -le decía.
El cimmerio se acercó con un salto felino y el silbido de su espada cortando el aire. La hermosa cabeza cayó separada del cuerpo, dio contra el suelo a un lado del biombo y rodó un trecho hasta quedar inmóvil.
Entonces Conan se estremeció y un escalofrío indescriptible le recorrió el cuerpo al ver que el biombo se sacudía por las convulsiones de algo que había detrás.
El bárbaro había visto y oído morir a decenas de hombres, pero jamás había escuchado semejantes estertores de un ser humano. Era un forcejeo aterrador. El biombo se agitó, se balanceó, se tambaleó, se inclinó hacia adelante y cayó con un estruendo a los pies de Conan. Éste se asomó y observó lo que había detrás.
Entonces un horror inenarrable se apoderó del cimmerio, que corrió sin cesar hasta que las torres de Numalia se desvanecieron con la luz del alba a sus espaldas. El recuerdo de Set era como una pesadilla, al igual que el de los hijos de Set que una vez reinaron sobre la tierra y que ahora estaban sumidos en un profundo sueño en sus tenebrosas cavernas debajo de las sombrías pirámides. Porque detrás del biombodorado no había un cuerpo humano, sino los anillos trémulos y brillantes de una gigantesca serpiente decapitada"
El dios del cuenco, Robert E. Howard
"Pero todo esto fue manipulado por los nuevos dirigentes religiosos en favor de sus propios fines. Negaron la existencia de los Grandes Diablos, enmascarando su recuerdo bajo el disfraz de demonios -Ahriman, Set, Baal, Satán."
El horror que nos acecha, Robert Bloch
* * *
El uróboros (también ouroboros o uroboros) (del griego «ουροβóρος», "uróvoro", a su vez de oyrá, "cola", y borá, "alimento") es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, una forma circular. El uróboros simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.
En un principio su uso más antiguo estaba en la emblemática serpiente del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia. Los uróboros se remontan a los jeroglíficos hallados en la cámara del sarcófago de la pirámide de Unis, en el 2300 a.C. El símbolo tradicional consiste en un dragón o una serpiente que se muerde la cola y crea un círculo sin fin.
En la práctica de la alquimia, expresa la unidad de todas las cosas, las materiales y las espirituales, que nunca desaparecen sino que cambian de forma en un ciclo eterno de destrucción y nueva creación, al igual que representa la infinitud. El texto más antiguo donde aparece es en la Chrysopoeia «fabricación del oro», un tratado alquímico del siglo II, escrito en Alejandría por Cleopatra la Alquimista. Muestra la inscripción griega εν το παν, hen to pan, «todo es uno», y aparece mitad blanco, mitad negro, con lo que muestra la dualidad presente en todo. En algunas representaciones el animal se muestra con una mitad clara y otra oscura, lo que hace recordar la dicotomía de otros símbolos similares como el yin y yang. En la alquimia, el Ouroboros simboliza la naturaleza circular de la obra del alquimista que une los opuestos: lo consciente y lo inconsciente. También es un símbolo de purificación, que representa los ciclos eternos de vida y muerte. A partir de la alquimia, la masonería y muchas otras escuelas filosóficas y simbólicas han utilizado y estudiado el uroboros.
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